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POR QUE CAPACITARSE EN REIKI

El “REIKI” es una práctica de sanación milenaria que significa:“ENERGÍA VITAL UNIVERSAL”.Es un sistema bioenergético, de armonización integral, ya que actúa en los planos físico, mental, emocional y espiritual.
El “REIKI” es una poderosa herramienta en el trabajo de autosuperación y autoconocimiento, en la búsqueda de equilibrio e integración co nosotros mismos y hacia los demás. Es decir un cambio fundamental de vida, en equilibrio, armonía y bienestar.

25.4.19

EN LA MENTE SE DEFINE LA VICTORIA O DERROTA ESPIRITUAL



INTRODUCCIÓN

Cuando la palabra de Dios entra en nuestras vidas, lo que viene realmente es el pensamiento de Dios, cuando venimos a la iglesia
con un corazón dispuesto a recibir su palabra, estamos dejando entrar dentro nuestro la mentalidad de Dios. Y cuando hablamos de la palabra
de Dios, nos estamos refiriendo a su pensamiento pues las palabras son la expresión de la mentalidad y de los pensamientos. A través de su palabra, Dios expresa lo que Él piensa, su mentalidad, y anhela que nuestra mente esté llene de ella y por ende, de su pensamiento.

Si tú le permites, Dios hará un trabajo destructivo en tu mente y batallar continuamente a través de su palabra y de su Espíritu para destruir todo pensamiento que no proviene de Él, que no puso ni plantó. Si tú lo dejas, Él destruirá toda estructura mental, porque en nuestra mente están nuestros límites. La mente es el primer territorio que la oscuridad ataca; una vez que ha tomado autoridad en ella, avanza hacia otras áreas de tu ser, como por ejemplo la voluntad y las emociones. La oscuridad siempre intentará introducir nuevos estados de ánimo a través de nuevos pensamientos, tratará de motivar la voluntad para inducirnos a hacer determinadas cosas y actividades, por lo tanto la mente es un territorio sumamente belicoso donde se desarrollan diariamente las guerras por las victorias o el fracaso en el área espiritual. 

Qué bueno es ir a la casa de Dios, porque es allí donde El batalla contra los poderes de las tinieblas que oprimen las mentes.
En nuestra mente es donde se define nuestra victoria o nuestra derrota espiritual y en ello meditaremos hoy.

NUESTRAS ARMAS NO SON CARNALES

Todo pecado, antes de ser cometido en el mundo visible, ha sido concebido en el alma, y dentro de esta, la primera área afectada es
la mente. La sabiduría, la inteligencia, la memoria, los recuerdos, las imágenes, tienen que ver con la mente y esta afecta luego las emociones. La mente es considerada como un territorio gobernado por las tinieblas, antes que el creyente sea regenerado.

Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo, estando prontos para castigar toda desobediencia, cuando vuestra obediencia sea perfecta.

Se utilizan las palabras “carne” y “carnalidad” para referirse a la vieja naturaleza pecaminosa, o a la naturaleza humana; cuando Jesús dijo “lo que es nacido de la carne, carne es”, se estaba refiriendo al ser humano, a la persona como cuerpo y alma; a eso alude la palabra “carne”. La naturaleza humana pues, incluye un área anímica o psicológica y un área biológica, un cuerpo de carne y huesos, esas dos áreas definen a la persona humana, y estoy dejando al espíritu para después porque él debe ser vivificado y regenerado por Cristo, por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios, . La muerte se manifiesta primeramente en el espíritu, por lo tanto el hombre en su estado natural es “carne con su espíritu muerto”, en otras palabras, está desconectado de Dios y funciona el ser humano en su carne, pero su espíritu está muerto.

Como dijimos, “Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es” De modo que hay un área que es espíritu y otra que es cuerpo y alma. El apóstol Pablo dice que andamos en la carne, pero no militamos según la carne, es decir, andamos con este cuerpo, funcionamos con esta psiquis, mente, voluntad y emociones pero las armas de nuestra milicia no tienen que ver con nuestro cuerpo, ni con nuestra mentalidad, ni con nuestras emociones, nuestras armas no tienen origen en la personalidad ni en el cuerpo del hombre. No echaremos a la oscuridad a golpes de puños, porque la naturaleza de nuestra guerra no tiene origen en algo que pueda hacer el cuerpo o el alma. “las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas para la destrucción de fortalezas…”, comienza a hablar de fortalezas y luego lo siguiente refiere a “refutar argumentos”. Y éstos, ¿a qué área pertenecen? ¡A la mente! Estamos hablando de la carne, que incluye el cuerpo, la mente, la voluntad y las emociones. Nuestras armas no tienen nada que ver con la habilidad del cuerpo, de nuestra mente, de nuestra voluntad y de nuestras emociones pero no obstante, son poderosas en Dios para destruir fortalezas, refutando y derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios. Y, ¿a qué área de nuestro ser pertenece el conocimiento? Pertenece a la mente.

¿Qué está queriendo decir Pablo? Que Dios tiene armas para trabajar sobre nuestras vidas que son poderosas y que operan en primer lugar destruyendo argumentos, altiveces que se levantan contra el conocimiento y la revelación de Dios. Nada que tenga origen en el hombre tiene capacidad o poder para la victoria espiritual, ni el mejor de los pensamientos o emociones del hombre; generalmente confundimos pensamientos y emociones porque nuestra alma tiene una habilidad impresionante de generar pensamientos casi espirituales, de mimetizar y tomar apariencia de espiritualidad.
¡Nuestra alma tiene habilidad de volverse religiosa! 
Es capaz de llorar delante de la presencia de Dios y tiene la destreza de engañar en cuanto a nuestros pensamientos y sentimientos, hacernos creer que es espiritual pero, ¡ella es carnal! Sólo tu espíritu es espiritual… tu mente, tu voluntad y tus emociones son carnales, el alma del hombre fue afectada por el pecado, nada puede producir el hombre que agrade a Dios. El pecado debe ser perdonado por Cristo, pero Él no perdona el alma, ella no tiene un taller donde ir a repararla, ¡es irrecuperable! Pertenece a tu naturaleza caída, corrompida, entonces, ¿qué hace Dios con ella? ¡Él la quiere muerta!

Igualmente, el alma sirve para ser esclava pero no para ser amo; el alma sometida a Dios, crucificada y muerta al mundo es
sumamente útil para Dios, sólo en esas condiciones puede tener vida para Cristo. Dice que Él nos ha hecho partícipes en su muerte en la cruz del calvario para que participemos también en su resurrección, de modo que opera en nosotros tanto la muerte de Cristo, como su resurrección; si bien en nosotros actúa la muerte por causa del pecado, también lo hace la resurrección de Cristo por causa de la justificación y de la vida eterna que Dios ha otorgado a los que creemos en Cristo Jesús como el Señor y Salvador.

¡Nada puedes hacer por tu salvación! ¡Nada que hagas sirve de algo! Ningún esfuerzo de tu cuerpo, de tu mente, de tu alma, de tu voluntad, ni de tus emociones podrá lograr mover el “amperímetro” de Dios. Nada que provenga del hombre, lo único que puedes hacer es arrodillarte delante de Cristo y decirle: “creo en ti, Señor Jesús”. No es por obras sino por fe, no hay nada que puedas inventar, argumentar, razonar, no hay lágrimas que sirvan, lo único que sirve es la fe en Cristo Jesús nuestro único y suficiente Señor y salvador. Él es nuestra esperanza, nuestra revelación, nuestra sabiduría y nuestro conocimiento; Él murió y resucitó por nosotros, Él es todo en nosotros. Si le das lugar a Dios, Él vendrá por su Espíritu a destruir todos tus argumentos y se llevará cautivos todos los pensamientos en Cristo Jesús Señor nuestro, derribará todo argumento y toda altivez que se levanta contra todo conocimiento que viene de Dios. 
Nada puede producir el hombre, hasta nuestras buenas obras las produce Dios en nosotros.


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