A veces no lo notamos, pero somos nosotros los que hacemos
que otras personas nos eviten. Tanto las palabras que usamos para hablar con
los demás como así también las que empleamos en nuestro diálogo interior,
pueden resultar palabras tóxicas o hábitos tóxicos que nos anulan o
cierran puertas.
Todos caemos con mayor o menor frecuencia en conductas
tóxicas que afectan negativamente nuestras relaciones con los demás y, por lo
tanto, nuestra felicidad. Ser consciente de ello es el primer paso hacia un
cambio positivo, hacia la elección de palabras constructivas y
descartar las conductas tóxicas de nuestro comportamiento diario.
Conductas tóxicas que debes erradicar de tu vida
Algunas de estas frases o conductas tóxicas son empleadas de
manera frecuente, y pueden estar minando nuestra vida de negatividad, conoce en
qué forma pueden estar afectando tu vida y desempeño.
1. Envidia
Enfocarse en lo que otros hacen mejor que nosotros o si
tienen más que nosotros es una trampa a la que nadie es inmune y es muy sutil
porque nos lleva a centrarnos en lo que no hacemos o no poseemos, esto nos hace
perder de vista los muchos dones que ya están presentes en nuestras vidas.
Y es precisamente en ese momento que nace la envidia y
comienza la competencia. Si realmente quieres elegir compararte con alguien,
compárate contigo mismo y trata de ser mejor que la persona que fuiste ayer.
La comparación produce inferioridad y superioridad, depende de cómo se enfoque.
Cuando no hacemos comparaciones, toda inferioridad y superioridad desaparecen.
Y así somos libres para manifestar lo que somos.
2. Miedo al
que dirán
Cuando le das mucha importancia a lo que piensan los demás y
experimentas cada opinión como un ataque personal en tu contra, creas un muro
protector a tu alrededor y siempre estarás a la defensiva.
El hecho es que lo que la gente piensa de ti (para bien o para mal) es su
problema, no el tuyo. Es mucho más saludable dejar que las personas piensen lo
que quieren, siempre que nosotros podamos elegir manifestar lo que somos sin
miedos, no debe suponer ningún problema.
3.
Victimizarse
Creer que el bienestar o la incomodidad de los demás depende
de nosotros es un comportamiento devastador en las relaciones. ¿Cómo
cambiarían las cosas si dejáramos de cargar los comentarios y las acciones de
otros de este significado? ¿Y si recordamos que tenemos el 100% de poder
solo en nuestros pensamientos, emociones, palabras y acciones? Esta es
nuestra verdadera zona de poder, el resto es parte de la zona de poder de otras
personas. Ciertamente, no significa que
debemos volvernos pasivos, pero ni siquiera pensar que cada acción de los demás
depende de nosotros o está dirigida a nosotros.
4.
Restringir el resentimiento y el rencor
Una de las lecciones más difíciles de aprender en la vida es
la del perdón. No significa pretender que nada sucedió o
condonar. Significa no permitir que ciertas situaciones sigan haciéndonos
daño y nos bloqueen en el pasado. Esta es la única manera en que podemos
hacer espacio para lo nuevo.
Se necesita mucho coraje y determinación para dejar de lado ciertos
pensamientos tóxicos, pero todo esfuerzo será recompensado, es una certeza.
5. Perderse
en la espiral de pensamientos negativos
¿Te gustaría estar rodeado de personas que continúan
quejándose y piensan que todo saldrá mal, una y otra vez? ¿A veces no eres tú
esa persona?
Quien continúa quejándose todo el día como un hábito tóxico
se niega obstinadamente a ver el lado hermoso de los eventos y situaciones,
pero al hacerlo solo atrae más negatividad. Piénsalo cuando estés a punto de
quejarte de algo.
6. No poder
manejar las emociones
Estar cerca de personas que no pueden manejar sus emociones
es difícil: los que pierden la paciencia por tener que hacer cola en el correo,
los que gritan detrás del volante, los que rompen a llorar por un problema
corregible.
Es necesario ir a la raíz para comprender las causas de
ciertas reacciones, pero para comenzar se puede recurrir a la respiración
consciente. Si estás en una de estas situaciones, respira profundamente tres
veces. Te ayudarán a reaccionar con más claridad.
7. Juzgar
constantemente
Para establecer relaciones sanas, es necesario dejar de lado
un poco el juicio. ¿A quién le gusta ser juzgado o criticado? Nuestros juicios
nos alejan de las personas, impidiéndonos conocerlos realmente, viéndolos más
allá del equipaje que llevan. Los juicios son como hilos invisibles.
Pueden ser tan automáticos que ni siquiera podemos darnos
cuenta de que los tenemos y cómo limitan nuestra visión del mundo y arruinan nuestras relaciones.
8.
Necesidad de aprobación constante
Quienes acuden a la búsqueda constante de aprobación externa
son personas que consumen mucha energía. Lo que importa no es cómo aparecemos
en los ojos de las personas, sino nuestro camino de crecimiento y evolución y
cómo ayudamos e inspiramos a otros a mejorar.
9. Ser
perfeccionistas
Muchas veces confundimos entre perfeccionismo y excelencia.
El perfeccionismo nos bloquea porque nunca lo alcanzaremos, ¡no existe! La
excelencia es el objetivo a alcanzar. Cuando tendemos hacia el perfeccionismo
nos sentimos mal si no logramos alcanzar nuestro estándar y nos culpamos a
nosotros mismos o a los demás.
Atender a la excelencia significa, en cambio, tratar de dar
lo mejor de nosotros porque queremos hacerlo, no porque tengamos que ser
perfectos. Excelencia significa tratar de ser mejor, de hacerlo mejor, un viaje
que dura toda la vida.
10. Ocultar
quien eres
¿Te gustaría tratar con una persona que se escapa de sí misma
y trata de ocultar quién es realmente? No lo creo. Si te encuentras
en este comportamiento, pregúntate de quién o de qué estás huyendo. Si te
sientes como un pez fuera del agua, ¡busca otro río! No niegues tu
identidad,.
Y ahora la palabra para ti. ¿En qué comportamientos tóxicos
caes más a menudo? ¿Eres (o fuiste) consciente de ello? ¿Qué haces para
resolverlos? Comparte tu experiencia con nosotros, puede ser de gran ayuda para
los demás, deja un comentario a continuación.
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