Las personas
conectamos, como lo hacen ciertos átomos, como lo hace la Luna al atraer el
agua de los océanos provocando las mareas. Tal vez la vida misma sea eso, dejar
que esa fantástica conexión que establecemos con ciertas personas a lo largo de
nuestra vida nos lleve hacia un destino puntual, formando parte de un proceso
de crecimiento donde permitirnos aprender, compartir, ayudar y ser ayudados
dejando una huella emocional imperecedera en corazones ajenos
al nuestro.
Coincidir
con alguien es fácil, lo hacemos a menudo y con decenas de personas cada día.
Sin embargo, lo que es realmente mágico es llegar a “conectar”, es
chocar de mente y corazón con alguien y descubrir de pronto cómo armonizan
nuestros mundos, cómo vemos galaxias donde otros solo ven charcos de lluvia o
cómo nuestras risas estallan al mismo tiempo y por las mismas razones.
A menudo,
nos caracterizamos por esa atracción hacia el mundo de la fantasía o la ciencia
ficción sin comprender que la vida misma encierra procesos todavía más
increíbles, más mágicos e incluso desconocidos. ¿Qué media en esa conexión
entre dos personas que sin conocerse casi de nada coinciden en un mismo punto y
un mismo lugar para quedar atraídas la una por la otra?
Hablamos de esa magnífica coyuntura que erige las amistades
más sólidas, esas que no saben de tiempo ni distancia, pero sí de
complicidades, de pactos y de esa armonía afectiva donde hay una preocupación
reciproca y un cariño sincero.
Las Leyes
De La Atracción En La Amistad
Elena y Sara
se conocieron en la universidad. En una clase de comunicación audiovisual el
profesor puso un vídeo de los “Monty Python” que arrancó las risas de toda la
clase durante unos segundos. Sin embargo, cuando la mayoría de la clase estaba
ya en riguroso silencio y concentrada en tarea, Sara seguía sin poder reprimir
su risa. Cuando Elena la escuchó, tampoco pudo evitar lanzar una sonora y
rotunda carcajada. Aquello marcó el inicio de su amistad. Una gran amistad.
Cuando
hablamos de relaciones afectivas, o incluso de amistad, las investigaciones
suelen profundizar mucho más en los beneficios que nos aportan este tipo de
vínculos que en los desencadenantes: esos procesos subyacentes que configuran
esa “mágica conexión” repentina, pero siempre determinante. Ahora bien, hay un
aspecto que es necesario saber y que sin duda nos resultará curioso.
La amistad
esconde procesos mucho más complejos que aquellos que determinan la simple
atracción en una pareja. Hay una serie de leyes y de dinámicas psicológicas que
nos interesará conocer.
La Auto
revelación
Las
amistades más auténticas no se basan solo en compartir aficiones comunes, en tener
unos mismos gustos o valores. De hecho, tampoco el hecho de pasarlo bien juntos
determina la fuerza y la trascendencia de una amistad.
Los expertos
en psicología social saben que hay un punto de inflexión que determina si esa
amistad va a perdurar o no. Hablamos de la auto revelación. Las personas
necesitamos compartir nuestras preocupaciones, nuestros temores e inquietudes
con otras personas para obtener apoyo, para sentir esa intimidad y esa
complicidad tan terapéutica.
En el
momento en que le comunicamos una confidencia a la otra persona y esta es a su
vez capaz de custodiarla, de protegerla y de confiarnos apoyo, la magia se
inicia. Cuando esa amistad nos abre su corazón y nos ofrece también sus propias
revelaciones, esa magia se perpetúa.
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