Todo lo que existe, sin excepción, está resumido en este mándala. Las proporciones de nuestro cuerpo físico, la química, la física, el lenguaje, la música, los planetas, las estrellas, las galaxias, el ADN, el macrocosmos y el microcosmos.
En la antigüedad, hace no muchos miles de años, este símbolo era tan conocido como lo es para nosotros Internet hoy, pero lo hemos olvidado.
Aún hoy podemos encontrarlo en muchos lugares alrededor del mundo: Egipto, China, Tíbet, India, Europa, América, etc.
A medida que nos adentramos en su estudio, la fascinación y el asombro se apoderan de nosotros. Su estudio es tan vasto como el Universo mismo y todas sus manifestaciones, pero algo en nuestro interior, sabe reconocer este conocimiento como propio y tan antiguo como la vida misma.
Por nuestra actual manera de percibir la realidad, podemos verlo desde un punto de vista lógico o masculino, o desde un punto de vista intuitivo o femenino, ambas maneras son válidas, todas las maneras son válidas. Pero nos estamos acercando a un gran cambio en nuestra manera de “ver” el mundo, de hecho hace ya un tiempo que lo estamos viviendo, pronto podremos entender la Unidad como nuestra manera natural de Ser sin la polaridad de la dualidad. No más ni bueno, ni malo, ni alto ni bajo, simplemente “Ser”.
La inteligencia y el Amor irán de la mano, no tienen que pelearse; cuando esto ocurre la humildad da paso a la sabiduría corriendo el velo de la ignorancia, que tantos miles de años nos oscureció.
La evolución del ser humano está escrita en la geometría sagrada, solo es cuestión de interpretarla, aunque parezca difícil no lo es, porque está codificada en nuestros genes; algo hermoso se despierta en nosotros cuando nos adentramos en ella.
Maestros como Drúnvalo Melquizedec, nos alcanzan estos conocimientos milenarios hasta nuestra comprensión actual. Damos nuestra profunda gratitud hacia ellos por su amor y servicio a la Gran Obra.
La meditación Merkaba va de la mano de la Geometría Sagrada, comprenderla y practicarla nos abre posibilidades hermosas en nuestra evolución hacia el próximo paso que no es otro que la Conciencia Crística.
Desde la época de la Atlántida, hace unos trece mil años, hemos caído muy profundamente en el olvido de cosas tan hermosas como estas, pero ya es tiempo de empezar a recordar.
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