Uno de los principios más importantes y difíciles de todo el
proceso comunicativo es el saber escuchar, puesto que pasamos más
tiempo pendientes de lo que nosotros decimos que de lo que realmente queremos
con nuestras comunicaciones, y es que la otra persona nos escuche, pero también
que nos responda, y para ello debemos estar atentos a sus emisiones y no sólo a
las nuestra.
Aunque no lo creamos, realmente escuchar requiere un esfuerzo
superior al que se hace al hablar y también del que se ejerce al escuchar sin
interpretar lo que se oye.
La escucha activa se refiere a la habilidad de escuchar no
sólo lo que la persona está expresando directamente, sino también los
sentimientos, ideas o pensamientos que subyacen a lo que se está diciendo.
Para llegar a entender a una persona se precisa cierta empatía, es decir, saber
ponerse en el lugar de la otra persona, la que nos está hablando, transmitiendo
un mensaje que desea que entendamos y al que necesita que demos respuesta.
OBSTÁCULOS:
Existen algunos obstáculos que impiden que escuchemos con
eficiencia y debemos ser conscientes de estos para poder superarlos:
Atención dividida: El
tratar de hacer demasiadas cosas al mismo tiempo nos coloca y coloca al usuario
en una posición inadecuada e incómoda. Ej: cuando estamos escribiendo en el
ordenador y a la vez hablando con una persona que viene a vernos, aunque
pretendamos hacer ambas cosas al mismo tiempo alguna no será realizada de forma
óptima.
Atención a nosotros mismos: Comprometemos
nuestra capacidad de escuchar a la otra parte. Ej: cuando estamos intentando
escuchar activamente, a veces nos fijamos en nosotros mismos, enviándonos
mensajes internos de lo bien o mal que estamos escuchando al otro, cuando en
realidad estamos más centrados en cómo lo hacemos que en escuchar en sí a la
otra persona.
Pretender que escuchamos: Cuando en
realidad no es así. Ej: cuando estamos frente a otra persona y le mandamos
señales de que le estamos escuchando, aunque internamente estamos pensando en
otros problemas que tenemos, pretendemos escuchar, pero no lo estamos haciendo.
ACTITUDES:
Existen algunas actitudes que nos van a permitir mejorar
nuestra escucha activa, las vamos a ver a continuación:
No interrumpir cuando
el usuario está hablando.
Comprender que no somos los únicos que hablamos, esto se traduce
en dejar hablar a los demás sin anticiparnos a lo que nos van
a decir.
Consideración y amabilidad hacía
las personas con quienes uno habla, esta consideración podemos demostrarla con
hechos como: valorar lo que dicen, prestarles atención etc.
Voluntad de hacer que la escucha sea parte activa del proceso
de comunicación, ser conscientes de que debemos escuchar y mostrar a la
otra persona que queremos escucharla, con mensajes no verbales como asentimientos
de cabeza, mirada centrada en la persona que habla…
Aprender a escuchar entre “líneas”, en algunos
mensajes que escuchamos es igual de importante lo que dicen que lo que no
dicen, debemos estar atentos a ver lo que se dice entre líneas en una conversación.
No adoptar una actitud hostil ni emocional mientras
se escucha, esto impedirá que la persona se sienta escuchada, porque puede
hacerle sentir incómoda.
Aprender a evitar las distracciones, si sabemos que
es demasiado tarde y nos tenemos que marchar, sin embargo, deseamos escuchar lo
que nos dicen, debemos evitar mirar el reloj constantemente, pues al final
estaremos más atentos del reloj que de la otra persona.
Especialmente, cuando el otro tiene
un problema, hay que escucharlo con mayor interés. Es el momento de
aplicar la escucha activa, pues la otra persona necesita ser escuchada y
comprendida.
FORMAS DE UTILIZARLA:
Se puede mostrar al usuario que estamos escuchando
activamente de diferentes formas:
Eco: Repetición
textual de lo dicho por la otra persona. Es una auténtica regla de oro, sobre
todo si la otra persona está alterada, aunque utilizado en exceso puede hacer
pensar a la otra persona que la estamos imitando.
Reformulación: Expresar
con nuestras propias palabras lo que hemos comprendido del mensaje.
Reflejo de sentimientos: Expresamos
solamente el sentimiento que hemos percibido en el otro.
Abre puertas: Sería
una invitación a seguir hablando, se puede realizar a través de señales no
verbales como expresión facial, mirada atenta, postura corporal inclinada hacia
la persona a la que atendemos… o también con mensajes verbales como “¿…?”,
“Explícame más de eso”, “Me decías que…”, “¿Podrías aclarármelo un poco más?”
VENTAJAS:
Por último, vamos a ver las ventajas que la escucha
activa tiene, tanto sobre la persona que escucha como sobre la que se
siente escuchada:
Crear un clima de confianza que
facilita la comprensión mutua.
Se puede comunicar aceptación e
incrementar la motivación del usuario.
Se reduce la tensión,
las diferencias de criterios.
Se aprende del
otro.
Se facilita la reducción de
conflictos.
Ayuda a tomar mejores
decisiones.
Se aprende a trabajar mejor.
Se gana tiempo para pensar.
Se estimula la cooperación del
usuario.
Los
beneficios para la persona que escucha son:
Se siente más cercana al
otro.
Es más capaz de atenderle.
Puede contestar de una forma
más adecuada.
Los
beneficios para la persona escuchada son:
Se siente aceptada como
persona.
Se encuentra a gusto con
el otro.
Se va aclarando ella
misma.
Se siente más segura.
Antonio Fernández González
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