Su función consiste en conducir el «prana» o energía vital a través del sistema energético no material. A través de los chakras, los nadis de un cuerpo energético están unidos con los nadis del cuerpo energético vecino. Algunos textos indios y tibetanos antiguos mencionan el número de 72.000 nadis; otros escritos históricos hablan de 350.000.
Junto a los siete chakras principales podemos reconocer un gran número de chakras secundarios, así como una red prácticamente inabarcable de finos canales energéticos, los nadis. Éstos se unen en 14 nadis principales, que a su vez se corresponden con los chakras.
En la anatomía oculta del hombre hay dos corrientes principales de energía o nadis, que fluyen en los lados derecho e izquierdo y que son positivo y negativo, cuyo nombre en sánscrito es Ida y Pingala.
Estas corrientes de energía parecen cruzarse en nudos o puntos entre los chakras, de este modo se constituye el esquema del Caduceo o Eje de Hermes, que en terminología hindú recibe el nombre de Meru Danda. Cuando las fuerzas positiva y negativa se equilibran y solo entonces, se manifiesta una tercera fuerza conocida con el nombre de Sushumna.
Cada chakra es un vórtice de energía que gira bajo la influencia de una corriente positiva y otra negativa que actúan sobre él. Cuando estas corrientes se cruzan en los nódulos en que la positiva es dominante, el chakra gira en su dirección apropiada, por tanto, cada chakra parece que gira en la dirección opuesta al anterior y al posterior.
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