Para
entender mejor qué meditación es la que más nos conviene hay que prestar
atención a los diversos tipos de meditación que existen:
1.
Meditación Budista
Es la
conocida como meditación completa. Se enfoca a que mantengamos la mente
totalmente centrada en el presente, sin tener en cuenta ni el pasado, ni el
futuro, ni otras posibles interferencias mentales. La mente es la mejor herramienta
del ser humano, pero nos empeñamos en no explotarla o en ser únicamente
esclavos de la misma. Según las teorías de esta meditación, que provienen de
Buda, el ser humano no sabe separar correctamente la mente (que está formada
por una amalgama de reacciones y deseos) de uno mismo, teniendo dificultades de
esta manera para llegar a conocer y disfrutar el significado verdadero de la
vida.
La
meditación completa se basa en mantener la mente en el momento presente, aquí y
ahora, con toda la atención; y sin tener nada en cuenta el pasado o el futuro.
Para ello, la técnica a utilizar es la de centrarse en la respiración. Para las
mentes de los diversos seres humanos, que están habitualmente desentrenadas, es
complicado llegar a mantener este estado de atención durante más de tres
minutos.
Además, hay
que luchar contra las connotaciones mentales. ¿A qué se refiere con este
concepto? A todos los pensamientos que llegan al cerebro que están basados en
las experiencias pasadas del individuo. Esto impide que disfrutemos del momento
presente porque siempre vamos a asociarlo a esa situación pasada. El trabajo se
basa, por tanto, en evitar las connotaciones mentales en nuestra vida hasta
llegar a disfrutar totalmente de cada momento vivido.
2.
Meditación Trascendental
Habiendo
adquirido su fama en los años 60 y 70, la meditación trascendental no está
directamente relacionada con ninguna religión. Se calcula que más de 5 millones
de personas siguen este método en nuestros días, lo que le convierte en una de
las más populares. Para practicarla, la persona tiene que repetir un mantra
sagrado, es decir, una frase a la que se le atribuyen propiedades espirituales.
Es una meditación que debe hacerse dos veces al día, mañana y tarde, durante
cerca de 20 minutos.
3. Meditación
Vipassana
Es también
conocida como meditación penetrante; y está enfocada a que el que la utiliza
vea las cosas de su alrededor tal y como son, es decir, sin cortapisas. En el
pasado, fue utilizada como tratamiento para algunas enfermedades. La técnica de
dicha meditación está basada en la observación de cada individuo de su propia
mente, pues sólo de esa forma puede controlar lo que en ella sucede. Una vez la
persona logra progresar en esta modalidad, elimina el sufrimiento y la
negatividad asociada al desconocimiento de sí misma.
Al igual que
en las demás, en esta meditación hay que ir paso a paso, creciendo poco a poco.
Para ello, hay numerosos cursos que están basados en la siguiente serie de
pasos:
- La conducta: El individuo que comienza
en la meditación vipassana tiene que alejarse de las mentiras y de la
actividad sexual. Tampoco debe ni robar, ni matar, ni tomar parte en
alguno de estos hechos si es realizado por terceros. Con esto, se logra
preparar a la mente para ser observada.
- La respiración. Una vez superada la
primera etapa, ya podremos concentrarnos en la respiración y, a la manera
de la meditación budista, controlaremos nuestra mente enfocándonos en el
momento presente.
- La observación de las
sensaciones. Tras
los dos primeros pasos nos concentraremos en las sensaciones de nuestro
cuerpo, ante las que no tenemos que reaccionar. Es necesario entenderlas y
estudiarlas; y nunca dejarse guiar por ellas, pues eso nos
desestabilizaría, un comportamiento contrario a la filosofía de este
tipo de meditación.
- Emanar amor y bien. El último paso consiste en
emanar amor y bien hacia el mundo. La meta última, por tanto, sería
desarrollar pureza y amor.
4.
Meditación Zazen
Esta
meditación se enraíza en el budismo Zen y está enfocada a la experiencia del
vacío y de la nada. Para llevarla a cabo, tendremos que contar nuestras
respiraciones. Es un factor fundamental y, si por alguna razón perdemos la
cuenta del número de aspiraciones y expiraciones, deberemos empezar de nuevo.
Una vez vayamos evolucionando en esta meditación, lograremos experimentar la
sensación de vacío.
5.
Meditación Kabbalah
Es una
meditación puramente religiosa que se empezó a practicar gracias a los líderes
espirituales de una rama del judaísmo. Estos, tenían la certeza de que la
meditación acerca totalmente a Dios; y pensaban que la mejor manera para
lograrlo es visualizar el nombre del Ser Supremo. Los principiantes empiezan
por una meditación llamada Shema, que equivaldría en lenguaje hebreo a la
palabra oír. Para llevar a cabo esta técnica, el individuo inhala y exhala en
tandas de dos veces. En una de ellas debe pronunciar el sonido “sh” y en la
otra “mm”, hasta llegar a profundizar en la mente. Los alumnos más avanzados se
centran en Shviti antes de llevar a cabo la meditación. A modo informativo,
Shviti es una línea del Salmo 16 de su libro sagrado.
6.
Meditación Mantra
Las técnicas
mantras se centran en una serie de cánticos sagrados para que el individuo
llegue a experimentar la meditación y, por lo tanto, logre profundizar en sí
mismo de una mayor forma. Estos cánticos siempre han sido una manera perfecta
de enfocar la mente y ayudar en la concentración máxima. La meditación mantra
es tremendamente poderosa gracias al efecto que provoca la vibración de sus
sonidos sobre la mente. Estos sonidos son producidos cuando su vibración llega
al tímpano y, evidentemente, alcanza la mente. Aquí, se ha demostrado que
estimula la glándula pituitaria y pineal, situadas en el cráneo y responsables
de importantes procesos hormonales.
7.
Meditación Sufi
Esta
meditación de origen mahometano persigue la consecución de la “devoción total”
por Dios. ¿Cómo se consigue ésta? Mediante la repetición de una serie de
mantras e invocaciones (frases con un componente sagrado). Esto a su vez
consigue una disminución del ego, un hecho que se asocia a la virtud. Hay
que mencionar que existen diferentes caminos dentro de la meditación sufí y que
cada uno de ellos utiliza distintas técnicas de concentración. Por ejemplo, la
orden Naqshbandi se basa en la energía que emana del amor para lograr ir más
allá de nuestra mente. Para ello, hay que centrarse en el sentimiento amoroso,
pues así se activa el chakra -centro de energía- del corazón. Los sufis piensan
que el sentimiento de amor es más fuerte que el proceso de pensar, por lo tanto
creen que en potenciarlo se logrará la mejora de la condición del individuo.
8.
Meditación Dzogchen
Está
relacionada con el budismo tibetano y es, en concreto, la que practica el Dalai
Lama. No se basa en ninguna respiración especial, ni en la repetición de ningún
mantra, como otras. Tampoco en la focalización en diversos niveles de
concentración. Al contrario. Es una de las meditaciones más naturales e,
incluso, podría llegar a ser realizada con los ojos abiertos en algunas
ocasiones. Atendiendo a sus principios básicos, debemos buscar en nosotros
mismos todo lo que necesitamos, pues sea lo que sea lo podemos conseguir en
nosotros mismos. Para ello, las principales bases de la meditación dzogchen son
las siguientes: solo respirando, solo sentándote, solo siendo.
9.
Meditación Chakra
Trabaja,
como su propio nombre indica, con los chakras, que son visualizados como
espirales de energía que fluyen a lo largo y ancho del cuerpo. La meditación
chakra distingue varios chakras en nuestro cuerpo y se queda con los siete más
conocidos, que están asociados a diversos colores y características. La
meditación, por tanto, es guiada hacia esas energías vértices y sus cualidades
positivas.
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