Dicen que hay gente que sobra, yo sabía eso hacía mucho
tiempo, por eso un día hice las valijas y me marché, quizás para no molestar o
no ser aceptado.
Me vieron hacer las valijas y entre las cosas que iba
guardando, había un cuadro con la foto de todos en mi último cumpleaños, mis
camisas, pantalones y aquellos pañuelos que tanto cuidaba.
Porque te marchas papá, porque te marchas de casa, dinos si
no nos quieres. Les respondí saben bien lo que pasa.
Con las manos entre mis cabellos entrecanos y las palabras
atragantadas, tratando de no verme llorar en mi marcha y me vieran en mis ojos
lágrimas.
El tiempo pasa de prisa, las canas se pronuncian fuertemente
y ni siquiera tengo el cariño de aquellos que quiero tanto y quienes tanto he
querido y la espalda me han dado aunque no lo haya merecido, ya que la
verdadera historia nunca la han escuchado, le han mentido o no la han creído.
Como me hubiera gustado que dijeran, si te marchas papá, si
te marchas de casa, nosotros llevaremos las valijas e iremos donde vayas.
Que lejos estás papá, dirán ustedes, en cambio yo sufro por
no poderlos guiar. La vida nos traicionó y hasta ahora no nos podemos juntar.
Pedimos a Dios que nos guíe para podernos juntar, ya que lo
único que queremos es que juntos o no podernos amar.
Papá
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