Ella está en todo.
Es la Esencia Divina que vive en el interior de todo ser.
Su dominio es el campo de la creación,
ya que brinda a todos los seres
el sustento necesario para la vida.
Su belleza vive en el mundo natural
y expande los universos
en todo su esplendor.
Ella es conocida por muchos nombres
pues todas las tradiciones la reconocen.
En cada conciencia vive el conocimiento
del carácter sagrado de la vida.
Lo sagrado ES la Madre.
Ella es la Generadora Divina del mundo físico,
unido al corazón y alma de todo lo que vive.
Todo en la Tierra es UNO con Ella.
Todos los seres de la Tierra le deben la vida.
Ella es la Madre de todo. Es aquella que brinda
todos los dones de la vida.
Sus dones son otorgados con o sin mérito alguno,
tal como el sol que alumbra por igual a todos.
Ella es la fuente de la Bendición Divina,
la parte de la Unicidad que confiere
la gracia que llena la vida.
No se le ha visto
por estar envuelta en el silencio.
Y ella ahora surge,
emerge como parte de la Unicidad
donde siempre ha residido
bendiciendo todo, dando a todos.
Todos los que se inclinaron ante Ella
son sostenidos por la vida que
en su interior está.
Todos los que la honran son sostenidos
por los dones de vida
tanto en su ser, como más allá.
El propósito de la existencia es sumarse
a la vida que vive en todas las dimensiones
y en las esferas del ser.
Es la Madre la que crea esta envoltura,
este viaje que se despliega.
Ella es la que realiza el tejido del Tiempo
los medios por los que todas las cosas crecen.
Está en Ella el patrón de la vida,
que existe en toda Ella.
Ella es la substancia y forma
de todo lo que alguna vez llegará a ser.
Que seamos bendecidos
por la Unicidad Divina.
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