El Ego
espiritual ¿Autoestima sana o insana?
Hay
personas que confunden tener una autoestima sana con creerse superiores a los
demás en cuanto a conocimientos, estados de consciencia o verdades
espirituales.
¿Autoestima
sana o insana?
Hay personas
que confunden tener una autoestima sana con creerse superiores a los demás en
cuanto a conocimientos, estados de consciencia o verdades espirituales.
Esto no hay
que confundirlo nunca, porque no es lo mismo.
Una persona
puede tener respeto y amor por si misma y, sin embargo, tener la misma cantidad
de respeto y amor por los demás. Puede creerse en posesión de algún
conocimiento, sin por ello despreciar a otros que no lo tienen, o que lo tienen
en menor medida, o que lo tienen de diferente manera y en diferente materia.
El ego
espiritual es, básicamente, creerse en posesión de una verdad absoluta que solo
te ha sido revelada a ti, y a muy pocas personas más. Por tu sabiduría, tu
grandeza de alma o por todo el enorme esfuerzo invertido en la vida en alcanzar
ese estado de consciencia superior o conocimientos superiores revelados a solo
unos pocos elegidos.
Quien así
piensa no tiene realmente grandeza espiritual, porque le falta lo más
importante: HUMILDAD, RESPETO SINCERO POR LOS DEMÁS Y AUTENTICA VOCACIÓN DE SERVICIO.
Y esta
vocación de servicio se adquiere cuando, ante Dios y el Universo, te permites
reconocer con toda tu pureza posible: “Cometo errores a diario y no lo sé todo,
pero pongo mi humilde persona a disposición de todo aquél que acuda a mi”.
Es necesario
despojarse del ego para seguir el camino espiritual y para ello, es preciso
despojarse de todo logro personal, pues somos instrumentos en manos de algo muy
superior a nosotros mismos. Y Dios solo hace que actuar a través nuestro. Y
deja de hacerlo cuando tu sed de reconocimiento y de que se postren a tus pies
para idolatrarte, es mayor que esa necesidad de ayudar y de servir a los demás.
Las personas
verdaderamente espirituales son seres sencillos y bondadosos. Gentiles con todo
el mundo e inocentes. Que no necesitan creerse superiores a nadie porque no son
superiores a nadie. Dios siente predilección por este tipo de personas.
Quien
necesita creerse superior a los demás y se cree en posesión de conocimientos
superiores, consciencias superiores y verdades superiores y humilla, de
pensamiento, palabra y acción y omisión a los demás, quizás es que en el fondo,
se cree mucho más pequeño de lo que parece.
No, no es el
camino. El camino es el de la humildad, de pensamiento, palabra y acción.
No creas que
tu Verdad es la única Verdad posible.
Tus
pensamientos, palabras y acciones solo tienen que ser puros, llenos de buenas
intenciones y con absoluto deseo de servir y ayudar a los demás.
¿De qué
tiene sed inmensa el ególatra espiritual?
Muchas
veces, me he preguntado qué hay detrás del ego espiritual:
¿Quizás una
sed inmensa de reconocimiento por parte de los demás?
Si este es el caso, está claro que la persona no se da reconocimiento a si
misma: y así tapa su falta de reconocimiento con el de los demás, que ansía a
toda costa y a cualquier precio.
¿O quizás es
algo tan burdo y tan simple como el más común y el más viejo de los vicios: la
avaricia y la codicia? Es decir, el mal más habitual de nuestros tiempos: el
dinero que todo lo corrompe. Sí, esa inmensa sed de dinero: Porque si una
persona se “vende” como muy espiritual y alardea de ello haciendo sentir a los
otros inferiores, quizás lo haga porque ansía la deseada compensación económica
a sus tan bien vendidos dones y facultades espirituales.
Pero los
dones sirven. No son ningún reclamo.
Cómo
reconocer a una persona con un alto ego espiritual:
Algunas
de estas actitudes te servirán para reconocer a estas personas:
- Lenguaje verbal y no verbal que
viene a decir: “yo sé algo que tú no sabes, pero quizás no sea tu momento
para que asimiles toda esta información” (que viene a decir más o menos:
pobrecita, ya crecerá y aprenderá lo que a mi me ha costado tanto
entender).
- Desprecios al trabajo que hacen
los demás, por creer que es “menos elevado” que el suyo.
- No ver la viga en el ojo propio,
pero sí en la del ojo ajeno: Es decir, ven defectos en todas las personas
menos en ellos (porque ellos ya han evolucionado mucho y están libres de
todo pecado, y por supuesto todo defecto: eso es para los principiantes).
- Necesidad continúa de defender
su verdad y sentirse altamente ofendidos cuando se encuentran con verdades
que contradicen las suyas.
- Colocarse en el colectivo
“nosotros”. Cuando hay un “nosotros” hay también un “ellos” (por supuesto
“nosotros” somos los elevados; los “otros” son esos pobrecillos que aún no
saben LA VERDAD).
- Estar siempre en las nubes, como
si estuvieran en un escalón muy por encima al escalón del resto de los
simples mortales. Desatendiendo trabajos, permitiéndose llegar impuntuales
a las citas, permitiéndose faltar a su palabra o a compromisos adquiridos
con los demás…todo parece estarles permitido, incluso ser un poco menos
persona (o una persona “normal”: es decir, con los pies en el suelo).
Mira también
la vida de estas personas en su conjunto y, sobre todo, si aplican lo que dicen
y, en definitiva, predican con el ejemplo. Y lo más importante, no se
vanaglorian de ello.
Lee también
entre líneas en el conjunto de todos sus actos y toda su persona: porque hecha
la ley, hecha la trampa. Y quizás han adquirido las suficientes herramientas
para “tapar” su ego espiritual: y entonces se trata de un ego espiritual muy
encubierto. Que sin embargo, siempre sale a la luz tarde o temprano.
La persona
espiritual sin ego (o con un ego domesticado al que se hace pasar “mucha
hambre”, porque ego tenemos todos), sienten un amor por ellos mismos y por Dios
o por el Universo que es infinitamente proporcional al amor que sienten por
todas las personas que les rodean, sean quienes sean, piensen lo que piensen,
sientan lo que sientan y actúen como actúen. Porque saben que son, ni más ni
menos, que compañeros en el mismo vagón de este gran viaje que es “La Vida”.
Y porque
saben que, sea quien sea la persona que tienen delante, tiene algo valioso que
ofrecerles.
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