Las
heridas emocionales que sufrimos en la niñez pueden ser arrastradas a lo largo
de la vida, incluso en las etapas de la vida adulta, por ello es tan necesario
aprender como desintoxicarnos de todas estas emociones negativas, para comenzar
a sanar desde adentro.
La infancia
es la más valiosa etapa de nuestras vida, esto debido a que es en ella que
aprendemos con más velocidad, vocabulario, lenguaje, significados, pero también
emociones básicas, a partir de las cuales formaremos nuestra personalidad,
canalizaremos nuestra manera de relacionarnos, y enfrentaremos los desafíos que
se nos presenten en la vida adulta.
Cómo afectan
las heridas emocionales de la niñez
Los
traumas, llamados heridas emocionales en la niñez pasarán a formar parte de la
médula de nuestras emociones cuando seamos adultos, podríamos compararlo con lo que
sucede cuando maltratamos una planta apenas esta germina, las secuelas de ese
maltrato permanecerán en la planta es sus hojas y raíces durante toda la vida
de la planta.
Entender
como aprenden los niños
Como padres
debemos tomar conciencia de esta realidad y controlar y revisar constantemente
nuestras acciones para con los niños y en la vida familiar, y recordar
que ellos aprenden más de observar como tú “haces” las cosas que de
“escuchar” lo que tú dices de esa misma cosa.
Los hijos no
vienen con un manual, es en un “hacer diario” que vamos desarrollando nuestro
estilo parental, desarrollando habilidades para superar cada uno de los
obstáculos que vamos encontrando en el camino, nunca habrá un padre perfecto
pero si serás el mejor padre que puedas ser, poniendo en ejecución tus
habilidades de observación, mejoramiento y cambio. Entonces vale aquí recordar cuales
son las principales heridas emocionales y traumas, que se pueden ocasionar en
la vida emocional de los pequeños de la casa, para usar a modo de
prevención, a la hora de actuar.
Al mismo
tiempo se incluyen algunos consejos útiles a tomar en cuenta cuando debemos
tomar ciertas decisiones.
1. Miedo al abandono, una cárcel en
el corazón
Esta herida
emocional del pasado, tiene su origen cuando la madre, o el cuidador de un
niño, no puede, o no quiere, responder como figura protectora frente a los
miedos que el pequeño experimenta, son pequeños dejados a cargo de terceros o
dejados solos por largos periodos, o simplemente hijos de madres o padres que,
por motivos personales, no quieren responder adecuadamente a las exigencias de
compañía y atención que los niños requieren. Las personas que han
vivido experiencias de abandono en su infancia suelen ser inseguras y
desarrollan una dependencia emocional, basada en un profundo miedo a
que les vuelvan a abandonar.
También puedes leer: Si creciste siendo un niño solitario quizás
manifestaste estos signos
2. Violencia Intrafamiliar, un caos
interior
Culturalmente,
se nos ha enseñado que golpear a los niños en una conducta aceptable, sin
embargo, existen muchas investigaciones que nos hablan de lo contrario, golpear
enseñará a los niños a resolver sus conflictos con violencia, a no manejar
adecuadamente sus estallidos de ira, a resolver sus conflictos familiares por
la vía de la “Ley del más fuerte”, estas secuelas y heridas emocionales
de la infancia, serán llevadas a la edad adulta y afectaran, generando esposas
y esposos maltratadores.
3. Rechazo, un espejo desolado
Existen
padres que rechazan sus hijos por variados motivos; llegó en un momento
inadecuado, es producto de un descuido, es exactamente igual a su papá,
etc., El rechazo constante hacia nuestro hijo va a generar un proceso
de auto rechazo. esta herida emocional del pasado en la etapa de
adulto repercutirá con la sensación de que jamás, haga lo que haga podrán ser
“suficientes” en la vida, en el trabajo, en los estudios e incluso en el amor,
estos individuos preferirán permanecer solos y aislados.
4. La injusticia, un alma impotente.
Desde muy
temprana edad, los niños tienen la capacidad de evaluar si una situación en la
que están involucrados es justa o injusta, o si por el contrario se recibe un
trato igualitario, y para los que tienen varios niños este es un asunto de suma
importancia. Al vivir en un ambiente que ha sido totalmente injusto,
esto termina por deteriorar el “yo”, transmitiéndoles la idea de que no son
merecedores de la atención de los demás.
Un adulto
que ha sufrido esta herida emocional, entonces puede convertirse en una persona
insegura o, al
contrario, en alguien cínico que tiene una visión pesimista de la vida. Esta
persona tendrá problemas para confiar en los demás y establecer relaciones,
pues inconscientemente piensa que todos le tratarán mal.
5. La traición, promesas no
cumplidas, un mundo aterrador
Mañana te
voy a llevar para inscribirte para que aprendas a bailar, si te portas bien te
compraré ese carro que viste el otro día… A veces los padres somos unos grandes
prometedores, prometemos y no cumplimos las promesas, pero esto genera
un trauma en los más pequeños, una herida emocional, va enseñando que el mundo
y las personas cercanas no son fiables, y cuando adulto el tendrá
una personalidad insegura, miedosa y celópata.
6. La humillación, un espíritu dolido
Hoy más que
nunca se ve este fenómeno, cada día son más los niños que crecen en ambientes
humillantes, el bullying es uno de ellos, los niños que
constantemente son sometidos a situaciones humillantes, burlas, y
descalificación, ya sea en la escuela o en el hogar, crecen con
una gran tendencia a la depresión y una autoestima baja. Seguramente
todos recordaremos alguna situación humillante en la infancia, falta solo
recordar para entender que grave puede ser este trauma emocional de la niñez y
como termina siendo una carga que llevamos en la vida adulta.
7. Temor a lo desconocido, una barca
sin puerto
Muchos
padres alentamos a nuestros niños a perder el temor a la oscuridad o a los
lugares desconocidos, o subestimamos sus miedos diciendo que no sean
cobardes, miedo al agua, etc. Los niños requieren un poco de paciencia, y
la inmersión violenta en ambientes desconocidos solo generará individuos
inseguros, con temor al cambio, y resistentes a la diferencia.
Solo queda
decir… Y como dice Gardel en su famoso tango… Vivir, con el alma
aferrada, a un dulce recuerdo, que lloro otra vez… las memorias de la
infancia marcarán el resto de nuestras vidas, atentos queridos padres.
La
infancia es un privilegio de la vejez. No sé por qué la recuerdo actualmente
con más claridad que nunca. – Mario Benedetti –
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