El “Universo” se ha formado según los valores geométricos de su propio sistema. Estos patrones matemáticos son reconocidos en todo; desde los átomos y las estrellas hasta los edificios y las estructuras arquitectónicas artificiales.
Nuestro cerebro reconoce formas geométricas sagradas en el “nivel subconsciente”. Este conocimiento natural es la parte universal del cerebro humano y un resultado de esto, es que las personas sienten ciertas emociones al concentrarse en estas formas.
Estos patrones geométricos ajustan las células en nuestro cuerpo permitiéndonos definir las distancias entre las estrellas y los planetas. Los ejemplos simples de formas geométricas sagradas son el círculo, la esfera y la “DIVINA PROPORCIÓN”. Formas más complejas pueden ser encontradas en los cinco cuerpos platónicos; Tetraedro, Hexaedro, Octaedro, Dodecaedro e Icosaedro.
El agua en nuestro cuerpo, por ejemplo, se organiza según estos estándares.
En las artes, la arquitectura o la música se puede reconocer la Divina Proporción, la cual divide una línea en dos segmentos desiguales donde resulta igual la proporción de la línea entera al segmento más grande, que la proporción del segmento más grande al segmento más pequeño. Cuando valoramos la línea entera como “1”, obtenemos la “RAZÓN DIVINA" que es “0,61803” y es considerada la proporción de perfección, armonía y divinidad.
Como ejemplos están las construcciones de Notre Dame en París, las Pirámides en Egipto y piezas musicales de Mozart.
En nuestro cuerpo, nuestra cara, en el latido del corazón, en la escritura, en nuestro nivel celular, igualmente está presente.
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