Los que se inician en Reiki, saben que han elegido este camino o herramienta para su propio avance espiritual y bienestar en todo sentido, a la vez se ven afectados en forma positiva hacia los que lo rodean.
El reikista que elige tomarlo como trabajo, en cada armonización que hace antes que nada se pone en contacto con sus Maestros, Guías, para pedir que toda la energía que se canalice sea para el bienestar de la persona que ha acudido a la terapia, para su restablecimiento de salud y conciencia.
El reikista en el momento que entra en contacto con la persona deja que fluya esa energía llena de entrega y amor, deja que su Ser sea el medio de transporte para que el cuerpo del paciente se equilibre y en esa instancia sane. En ese momento el terapeuta entra en un estado de meditación, que además lo beneficia, porque esa energía que fluye por su cuerpo también es favorable para sí mismo.
Para ser reikista, es importante que además de aprender las técnicas, procedimientos y ser canalizados, saber que es un cambio de vida, ya que de inicio tiene que abrir su Corazón, ser muy consciente de la tarea que está realizando, siempre en el camino del Respeto, del Amor y la Conducta; saber Perdonar, no Juzgar, a Aceptar con Entendimiento y principalmente que somos únicamente un medio de transporte de energía universal la cual cura y nuca creernos que somos nosotros los sanadores.
Reiki no te cambia la vida te encamina la verdadera esencia de lo que tú realmente eres, cada uno tiene un camino ya marcado, solamente es cuestión de seguirlo siempre acompañado de la Luz y del Amor.
El Reiki hace en quien lo practica un trabajo intenso en su interior, en su Yo Soy, siempre en la búsqueda de la sabiduría que el Corazón le otorga, para su Armonía, su Equilibrio, su Paz, es decir encontrarse con su verdadero Ser, que todos tenemos y anhelamos encontrar para llegar a la felicidad que tanto ansiamos
Antonio Fernández González
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