El PH es
un sistema para medir la acidez o la alcalinidad de una solución, basado en el potencial de esta solución o sustancia para donar o
recibir iones H+. Tiene que ver mucho con nuestra salud porque saber si nuestra alimentación es acidificante
o alcalinizante es muy importante, prioritario, para nuestra salud.
Como ejemplo os servirá observar que
si tenemos una planta muy bonita, que nos da unas preciosas flores coloreadas,
y la queremos cuidar, ¿la regaríamos con vinagre? O si tuviéramos una pecera
con especies tropicales de fauna acuática, ¿cuidaríamos de la calidad del agua
en la que nadan los peces? Igual de importante es saber si el agua que baña cada una de las células de nuestro cuerpo es de
buena calidad, y sobre todo si tiene un pH neutro o si se está portando como un ácido o una base,
porque nuestras células si no tienen el medio adecuado se deterioran y mueren.
Los
valores del pH se miden de 0 a 14, siendo 7 el valor de pH neutro, de 0 a 7 es
ácido, y de 7 a 14 es alcalino. Además esta es una
escala logarítmica, lo que significa que la diferencia entre una unidad y las
otras se multiplica por 10 (Ej: una sustancia que tiene pH 6 es 10 veces más
ácida de una con pH 7, y si tiene pH 5 es 100 veces más ácida que la de pH 7
etc… y al revés con las básicas).
Nuestra sangre tiene un pH ligeramente
alcalino, cuyo valor es mantenido constante por un complejo de sistemas tampón,
que hacen que cambie muy poco, para asegurar nuestra supervivencia, ya que si
la sangre se vuelve ácida, aunque ligeramente, o básica, nos moriríamos.
Pero los líquidos intersticiales en
los que nuestras células están sumergidas, varían mucho más su pH en función de
lo que comemos y de nuestro estilo de vida. Y para equilibrar este pH no hay
sistemas tampón!
¿Y cómo
sabemos si nuestro pH es ácido o no?
Porque en la mayoría de los casos es
lo que ocurre, no suele ser demasiado alcalino sino más bien ácido. El método
más simple para saberlo es comprar unas tiras de indicador de pH (de las que se
utilizan para medir el pH de las piscinas) y medir el pH de la orina 3 veces al
día, durante una semana, posiblemente cogiendo el valor lejos de las comidas, y
descartando siempre la primera de la mañana. Hace falta tener varios valores y
hacer una media entre ellos para tener una idea bastante precisa de cómo están
nuestros líquidos internos, con una sola medición detectamos un estado muy
puntual, que puede variar bastante en función de muchos factores. Si la media resultante está muy por debajo
del 6,5 o 7, debemos
empezar a preocuparnos y
tomar medidas para alcalinizarlos.
Por ejemplo, el pH se puede ver
influenciado por nuestro estado
de descanso o de estrés, ya que por la noche, mientras dormimos, el
cuerpo se desintoxica y elimina el exceso de ácidos por la orina. Los ácidos volátiles también se van
por los pulmones y se eliminan respirando, sobre todo cuando hacemos deporte al aire libre. Nuestro cuerpo
se acidifica con el estrés, o cuando lo cargamos de sustancias tóxicas, el humo
de tabaco o la polución…
También podemos sospechar de tener
un pH ácido si tenemos
unos síntomas de malestar:
· Falta
crónica de energía, decaimiento, astenia.
·
Propensión a la fatiga y a sentir frío.
·
Dificultad para recuperarse.
·
Tendencia depresiva, tristeza, desánimo o también hiperactividad.
· Encías
inflamadas y sensibles.
·
Sensibilidad de los dientes al frío, al calor o al ácido.
· Caries
y debilitamiento de los dientes.
·
Cabellos sin brillo, caída del cabello.
· Ardor
en el recto o vías urinarias, diarrea.
· Piel
seca, agrietada, eccemas secos.
· Uñas
frágiles, quebradizas, hendidas, estriadas, manchadas.
·
Calambres o espasmos musculares.
·
Problemas en las articulaciones, desmineralización.
·
Ciáticas.
·
Excesiva sensibilidad al dolor.
·
Facilidad para contraer infecciones.
Pero sobre todo, el factor
fundamental es la alimentación.
Os dejamos una tabla con algunos
alimentos que son alcalinizantes y hay que saber que los alimentos que comemos
tienen la capacidad de cambiar, y mucho, el pH de nuestros líquidos, en función
de cómo nuestro cuerpo los metaboliza, y en función de las sustancias que se
forman cuando los digerimos.
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