1. El valor de la solidaridad.
2. La verdadera
solidaridad, aquella que está llamada a impulsar los verdaderos vientos de
cambio que favorezcan el desarrollo de los individuos y las naciones, está
fundada principalmente en la igualdad universal que une a todos los hombres.
Esta igualdad es una derivación directa e innegable de la verdadera dignidad
del ser humano, que pertenece a la realidad intrínseca de la persona, sin
importar su raza, edad, sexo, credo, nacionalidad o partido.
3. La solidaridad
trasciende a todas las fronteras: políticas, religiosas, territoriales,
culturales, etc. Para instalarse en el hombre, en cualquier ser humano, y hacer
sentir en nuestro interior la conciencia de una “familia” al resto de la
humanidad.
La solidaridad implica afecto: la fidelidad del amigo, la comprensión del
maltratado, el apoyo al perseguido, la apuesta por causas impopulares o
perdidas, todo eso puede no constituir propiamente un deber de justicia, pero
si es un deber de solidaridad.
4. Un análisis del
concepto del valor de la solidaridad nos ofrece los siguientes componentes
esenciales:
Compasión: porque la solidaridad es un sentimiento que
determina u orienta el modo de ver y acercarse a la realidad humana y social,
condiciona su perspectiva y horizonte. Supone ver las cosas y a los otros con
los ojos del corazón, mirar de otra manera. Conlleva un sentimiento de
fraternidad, de sentir la empatía por el dolor de los otros.
Reconocimiento: no toda compasión genera solidaridad, sólo
aquella que reconoce al otro en su dignidad de persona. La solidaridad así
tiene rostro, la presencia del otro demanda una respuesta.
Universalidad: “La desnudez del rostro”, la indefensión y la
indigencia es toda la humanidad y simboliza la condición de pobreza de esfera
intimista y privada.
5. ¿Qué entendemos
por solidaridad?
Su concepto ha experimentado un proceso de transformación que se refleja en
todos sus ámbitos. Para algunos es la reivindicación de derechos fundamentales
y para otros sólo una actitud de piedad centrada en la limosna y en la
asistencia. La solidaridad siempre implica los siguientes puntos: La
solidaridad es una virtud contraria al individualismo y al egoísmo. Se refleja
en el servicio y busca el bien común. Su finalidad es intentar o solucionar las
carencias espirituales o materiales de los demás. Requiere discernimiento y
empatía –ponerse en el lugar del otro-.
6. ¿Por qué
solidaridad?
Solidaridad, porque es lo justo, porque todos vivimos en una sociedad,
porque todos necesitamos de todos, porque todos estamos juntos en este barco de
la civilización; porque somos seres humanos, iguales en dignidad y derechos.
7. PARA SER
SOLIDARIOS
Reflexionemos sobre la situación de todos aquellos menos favorecidos que
nosotros, y no cerremos los ojos frente a sus problemas y necesidades. Si hay
una causa en la que creemos y sabemos que podemos colaborar, no vacilemos en
hacerlo.
8. OBSTÁCULOS PARA LA
SOLIDARIDAD.
El afán de destacarse pisoteando a los demás, con el convencimiento de que el
mundo está hecho de ganadores y perdedores. La inclinación a creer que todo lo
que no nos afecta de manera directa y personal, no es de nuestra incumbencia.
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