Los
espíritus y diversas entidades que habitan o se mueven en el plano espiritual
y/o astral, corresponde hablar hoy nuevamente de los “espíritus de las sombras.
Los denominamos así porque son justamente eso, sombras que andan por todas
partes. Existen personas dotadas de cierta especial sensibilidad que en
ocasiones puede verlos, ya sea en la calle, entre los árboles, en sitios donde
ocurren problemas, etcétera… Según diversos testimonios, tales sombras se arrastran
muchas veces por el piso (sí, prácticamente de la misma manera que pudo verse
en la película ‘Ghost’) y otras veces levantan vuelo hasta cierta altura, pero
por lo general no les atrae demasiado el cielo abierto, pues al contacto con la
luz del sol se desvanecen y pierden poder.
Hay
sombras que se ven cerca o junto a determinados lugares, y otras que andan
detrás de algunas personas a las que tratan de poseer. Cierto tipo de sombras
no son muy grandes en tamaño y rara vez se manifiestan solas; en no pocas
ocasiones forman grupos de muchos individuos, que se unen dando lugar a una
gran masa oscura, pudiendo así incrementar su poder energético.
Estos
espíritus o sombras que pululan por muchos lugares son muy sensibles a la
luz y al humo; de ahí que encender incienso consagrado o bendecido es
contra ellos un arma muy poderosa, pues el humo llega a todos los rincones y
los levanta conduciéndolos hacia afuera del lugar donde se hallen; y como el
humo siempre tiende a salir de los lugares cerrados, se lleva consigo a estas
sombras-energías. Son llevadas hacia afuera, hacia la luz del sol, que en
muchos casos las aniquila y en otros los debilita tanto, que si no se
desintegran y desaparecen por completo, necesitan esconderse bajo plantas o
árboles hasta el anochecer, momento en el cual se desprenden de su refugio
vegetal para ir de nuevo en busca de otros lugares donde morar.
Tales
sombras-espíritus tienen conciencia y saben lo que hacen; y si no pueden
hacer más es porque su accionar está limitado por otros espíritus superiores
que guardan a la humanidad; además que son muchas las personas que saben
defenderse de ellos, con diferentes métodos.
Íncubos, súcubos y
desencarnados lujuriosos
Los
íncubos también pueden incluirse dentro de esta clase o categoría de espíritus,
aunque otros autores o estudiosos los destacan o se refieren a ellos más
comúnmente en el aspecto demoniaco, ya que los consideran entidades diabólicas
cuyo estudio entra de lleno en la Demonología.
Esta clase de entidades negativas tienen como
actividad predilecta el tomar la energía vital de las personas a través de su
sexualidad, para alimentarse de ellas hasta agotarlas física y mentalmente. De
manera preferente, aunque no siempre, poseen a sus víctimas por la noche. Los
íncubos son espíritus malignos masculinos, que generalmente atacan a mujeres
que se encuentran solas o que pasan por difíciles situaciones sentimentales o
sexuales. Por las noches se acercan hasta sus lechos y envían a sus mentes
mensajes subliminales de sexualidad y placer, hasta que en la víctima se forma
un pensamiento lujurioso constante, lo que les produce sueños eróticos
intensos.
En
ciertas ocasiones, cuando el íncubo logra su objetivo y siente que se le han
abierto las puertas internas de la percepción por parte de la mujer, sigue
extrayendo de ella más y más energía psíquica, robándola directamente de sus
sueños, pudiendo llegar al punto de conseguir ‘condensar’ su esencia en el
mundo de la materia; es decir, pudiendo llegar a adquirir una cierta forma
material; y en esos momentos es cuando la víctima del íncubo puede sentir la
verdadera y auténtica sensación de que alguien vivo, concreto, con entidad
corpórea, está tocándola, tratando de forzarla o colocándose encima de ella.
Como ya dijimos también, la denominación íncubo procede de la palabra latina
‘incubare’, que significa ‘yacer encima’.
Los súcubos, por su parte, son espíritus o
entidades femeninas y buscan a su vez y de todas las maneras posibles,
acercarse a los hombres para excitarlos en sus sueños durante la noche. La
palabra súcubo también proviene del latín (succubare) y
significa ‘yacer debajo’. Tratan de extraer de ellos el germen de la vida,
puesto que su finalidad concreta y última es la de alimentarse de las energías
vitales de las personas a traves del contacto físico – espiritual, es decir a
través de su sexualidad.
Pero
esto no es todo. En este complejo mundo de espíritus y energías invisibles a
los limitados ojos humanos, existen también ciertos espíritus de personas
fallecidas, los llamados desencarnados, que también buscan lo mismo:
alimentarse de la energía vital de las personas vivas a las que se pegan o a
las que de diversas maneras tratan de poseer. Estas entidades son
residuos energéticos o fallecidos incorpóreos que no se hann elevado todavía
hacia la Luz, y sí en cambio se han quedado ‘pegados’ a lo terrenal, o como
mucho están en el mundo astral, o plano intermedio entre la materia y el
espíritu.
Estas
entidades, en muchas ocasiones, se comportan de igual o similar manera
que los íncubos o los súcubos, pero su motivación principal es la de
continuar manteniendo un contacto corporal ilusorio con las personas que han
querido o deseado en vida. Posiblemente, además de no haberse elevado, todavía
quede en su esencia mental-emocional el deseo vivo de un encuentro amoroso con
determinada persona, o también es posible que en vida dichas entidades hayan
sido personas de mal vivir, enfermos mentales, incluso verdaderos psicópatas.
Esta
clase de espíritus no son elevados, ni desean serlo, puesto que se dejan llevar
o arrastrar por los bajos instintos o pasiones que experimentaron o tuvieron en
vida. Posiblemente nunca tuvieron una relación de amor verdadero; por el
contrario, el sexo siempre dominó sus vidas. Existen casos en que personas vivas
han comunicado que en sueños o en la soledad de sus habitaciones, son asaltados
por espíritus que buscan tener una relación con ellos. Estos espíritus también
pueden acoplarse al sistema energético del ser humano y posarse en determinadas
zonas, como así también quedarse en la casa como un habitante más. Pueden
manifestarse de acuerdo a la personalidad que tuvieron en vida, y atacar a
extraños si notan que tratan de hacer algún daño a la persona que ellos quieren
y por la que están allí; como así tambien ponen muchas trabas en el camino del
desarrollo personal o afectivo de la persona, es decir que no les permiten que
tengan una pareja estable, o que progresen social y laboralmente, etcétera… De
todo ello ya hemos hablado ampliamente en otros artículos.
Todos estos espíritus negativos, bien sean sombras sin forma,
íncubos, súcubos o desencarnados lujuriosos, pueden ser echados fuera de la
casa, y pueden asimismo ser sacados de la persona que está padeciendo y
sufriendo su influencia; la manera de hacerlo es a través de un exorcismo y
rezos con oraciones concretas y específicas, bien sea encaminadas a conducirlos
a su lugar de descanso o destinadas a hacerles ver la Luz, en el caso de los
desencarnados, o bien sea para arrojarlos definitivamente a su lugar de procedencia,
en el caso de los íncubos o los súcubos
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