Los colores de la Naturaleza tienen una gran influencia
sobre el hombre, quien, por su constitución física y psíquica, recibe su
impacto. Es así que algunos colores representan los elementos: por ejemplo, el
rojo y el naranja simbolizan el fuego; el amarillo y el blanca, al aire; el
verde, al agua; el negro o el marrón, a la tierra. Psicológicamente, los
colores se diferencian en cálidos y fríos. Los primeros favorecerían la
adaptación y la vitalidad (rojo, naranja, amarillo); mientras los segundos tendrían
que ver con la oposición, la sedación, la distancia afectiva (azul,
violeta). Las diferentes tonalidades dentro del mismo color se refieren a
la intensidad de lo simbolizado. Los símbolos no son unívocos, y el color, como
todo símbolo, devela algo pero también deja algo sin descubrir. El tema
fue muy bien estudiado y aplicado por Luscher en su Test de los colores. Sin
embargo, sería una pena no aprovechar toda la información que nos pueden
aportar en los diferentes test gráficos. Para ello, primero describamos la
significación de los colores más utilizados.
AMARILLO: Se lo considera el más ardiente y expansivo
de todos los colores. Cuando se lo percibe, su efecto es de luz y
alegría. Color masculino, representa la luz y la vida, nunca tendiendo a
la oscuridad. El amarillo es vehículo de juventud, de fuerza, así como de lo
eterno, ya que es el color del oro, metal eterno. Sus características son las de la claridad,
el brillo y la alegría, aunque insustancial, sin contenido. Sin embargo, el
amarillo también guarda en sí mismo la declinación de la vida, la vejez, el
acercamiento de la muerte. Amarillo es el color de los vegetales que pasaron su
verdor. En este sentido, el amarillo, en su tono ocre, es el paso previo al
negro, que es la muerte. Por esta tensión de contrarios, el amarillo
tiende al ajuste, a la regulación, y su contenido emocional tendrá que ver con
el equilibrio y la serenidad, expresándose en conductas de ecuanimidad y
extraversión, como de laxitud y relajación.
AZUL: Es el más profundo de los colores. En él, la
mirada puede perderse en lo indefinido sin encontrar obstáculos. Como si fuera
pasar al otro lado del espejo. El azul oscuro representa la serenidad absoluta. La contemplación de
este color produce tranquilidad en el Sistema Nervioso Central: el ritmo
respiratorio y cardíaco disminuyen y el cuerpo se relaja. Psicológicamente,
incrementa la sensibilidad y la susceptibilidad. El azul es el más frío de los
colores, simbolizando el dominio consciente, la inmovilidad, sugiriendo
una tranquilidad sobrehumana (¿o inhumana?).Representa la
atemporalidad de lo eterno, por lo que también se lo relaciona con la tradición
y los valores inmutables. Un
entorno azul calma y apacigua, pero no tonifica; más bien dispone a una
distancia no falta de dignidad. Su contenido emocional, entonces, es de hipercontrol, traduciéndose en
conductas de distancia social, frialdad, parquedad y coartación.
BLANCO: El blanco ocupa uno de los extremos de la
banda cromática (el otro lo ocupa el negro), y como tal es absoluto o sea, no
admite más variaciones que el matiz o el brillo. El blanco mate se asocia con el vacio y la
ausencia; mientras que el brillante, con lo potencial, con lo que aún no es, lo
que todavía no nació. Por
este no-ser, ya sea por imposibilidad de ser, ya sea por posibilidad aún no
concretada, el blanco nos dispone a la deserción y al abandono, connotando
sentimientos de desapego afectivo y de vacío interior que podemos expresar en
conductas de coartación, de huida social, o incluso de solemnidad.
GRIS: Dicho color se asimila a una zona existente
pero sin ocupar, como una frontera, una “tierra de nadie”, de neutralidad. Desde esta falta de compromiso, manifiesta
un contenido emocional de descontento, de control emocional, de tensión unida
al temor, por lo tanto, tiende a comportamientos de prudencia, desconfianza y
hasta desprecio.
MARRÓN: Es la combinación de rojo y amarillo; por lo
tanto se puede decir que la vitalidad del primero se halla amortiguada, como si
ya no fuera eficaz. Esto
le da un contenido emocional de tensión y temor, disponiendo a la resistencia y
al rechazo, y manteniendo una modalidad interrelacionar de obstinación y
oposición.
NEGRO: Simbólicamente, es frecuentemente utilizado
en su forma fría y negativa, asociado a las tinieblas, a lo desconocido y
temido, al dolor y la muerte… Así visto, el negro expresa la pasividad absoluta, el estado de muerte
y de duelo sin esperanza. Una nada sin posibilidades; un silencio eterno; un no
porvenir. Pero al igual
que el blanco, su significación es paradójica. Porque el negro, al ser la
renuncia de los colores, simboliza la renuncia a la vanidad de este mundo.
(Baste recordar las ropas negras de los sacerdotes cristianos, o de los
feligreses judíos). Por
otro lado, el negro también puede significar el origen y la fecundidad, porque
así como evoca la angustia y la muerte, también evoca la tierra fértil que
recibe la semilla, la oscuridad del origen el misterio de la
creación. Ya por temor, ya
por desconocimiento, ya por misterio, el negro nos dispone a la cautela y a la
precaución, con un contenido emocional predominantemente triste, turbado,
angustiado, que se manifiesta exteriormente en conductas de reserva y
desconfianza.
ROJO: Color del fuego y de la sangre, el rojo,
para muchos pueblos, simboliza sobre todo la vida. Aunque también la
destrucción, en la medida que el fuego destruye y la sangre puede ser
derramada. El rojo oscuro
es el color de la libido y del corazón; mientras que el claro es el de la vida,
de la fuerza vital y de las fuerzas acometedoras de la conquista. Por todo esto, la disposición a la que nos
empuja este color, es a la hostilidad y al dominio; pero también a la
protección. El rojo se
caracteriza por un tono emocional de alta emotividad, de pasión, de inquietud,
que expresamos con impulsividad, agresividad e irritabilidad. En términos temporales, si el azul era lo
eterno, el rojo es el presente.
VERDE: El verde se ubica equidistantemente del rojo
y del azul. Por lo tanto, está entre la frialdad y la calidez. Es el color que domina el reino
vegetal, asociándose con la vida, el nacimiento, lo materno. Es el
color del agua (símbolo de la vida y del origen), y del despertar a la vida.
Justamente, por este recién comenzar, por este empezar un largo camino, el
verde también es símbolo de inconstancia e inmadurez. Lo verde nos dispone a lo lúdico, con un
contenido emocional de satisfacción y jovialidad que se traducen en conductas
de extraversión y de actividad.
VIOLETA: Siendo la combinación de rojo y azul, el
violeta mantiene algunas características de ambos, aunque forma un color con
características propias. Por
lo tanto, se aleja tanto de la impulsividad del rojo como de la ecuanimidad del
azul, buscando su propio modo de identificarse. El problema es que a veces esta
búsqueda no llega a su fin, y termina expresando tan sólo la falta de decisión
y el titubeo. Por esta
tendencia a la búsqueda de nuevos horizontes, el violeta se relaciona con el
gusto estético y artístico, pero con reserva social. Su contenido emocional es
la introversión y la rigidez afectiva, con disposición a la defensa…
Reiki Master Galicia-Lugo