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POR QUE CAPACITARSE EN REIKI

El “REIKI” es una práctica de sanación milenaria que significa:“ENERGÍA VITAL UNIVERSAL”.Es un sistema bioenergético, de armonización integral, ya que actúa en los planos físico, mental, emocional y espiritual.
El “REIKI” es una poderosa herramienta en el trabajo de autosuperación y autoconocimiento, en la búsqueda de equilibrio e integración co nosotros mismos y hacia los demás. Es decir un cambio fundamental de vida, en equilibrio, armonía y bienestar.

6.4.20

¿LOS HUMANOS SOMOS SOLIDARIOS EN TIEMPO DE CRISIS?



La solidaridad implica respeto mutuo.

Este texto pretende algo tan sencillo, al mismo tiempo y quizás precisamente por esa simpleza, algo tan complicado como hablar de solidaridad. Entre mujeres y hombres, entre colectivos humanos, entre organizaciones, entre pueblos y todo ello desde nuestras individualidades, pero también y sobre todo desde nuestra dimensión colectiva, esa dimensión que implica ser y formar parte fundamental de algo mayor. Algo tan fácil de citar, como tan difícil de practicar: la solidaridad. Demasiadas veces prostituida en función de intereses políticos, religiosos o sociales, demasiadas veces manipulada. En definitiva, un concepto que hoy, en tiempos de crisis y estafas, es necesario limpiar, sentir y sobre todo dimensionar en la práctica.

A veces, se la disfraza de caridad y ésta es otra cosa pues su ejercicio se realiza de modo vertical, desde el que “está arriba” hacia los que “están abajo”. Por eso, el ejercicio verdadero de la solidaridad, es complicado, no es fácil. Pero nos jugamos mucho en ello pues hablamos de justicia social, hablamos de combatir la desigualdad creciente, hablamos de sentirnos y encontrarnos en igualdad de derechos y sobre todo, hablamos de poder ejercerlos más allá del discurso y que ese ejercicio alcance a las grandes mayorías del planeta y no solo a una minoría.

 A veces se representa el paraíso y el infierno de manera totalmente idéntica. En ambos lugares reina una gran abundancia de alimentos y demás necesidades para una vida digna de las que los elegidos y los condenados sólo pueden disfrutar por medio de grandes tenedores desmesuradamente largos. Pero mientras que en el infierno los condenados al hambre, intentan vanamente llevar a su boca los deseados manjares, en el paraíso, los elegidos radiantes se alimentan los unos a los otros. Vivimos en un tiempo en el que los largos tenedores enfrentados y solos dominan cada vez más nuestras vidas, por lo que el recurso de la solidaridad ya no solo es necesario y humanamente oportuno, sino que empieza a ser vital para la existencia, ya hablemos desde la individualidad o desde la colectividad.

Así, de una u otra forma vamos ya haciendo explícitos en este texto conceptos que nos parecen fundamentales para explicarnos el modo de solidaridad que queremos expresar y reivindicar en estos tiempos. Surge entonces la igualdad, lo colectivo, la justicia, la lucha contra el empobrecimiento (proceso) y la pobreza (consecuencia). Y también la lucha contra la desigualdad. Y aquí aparece la necesidad de destacar de forma especial esto último pues afirmamos que aunque la lucha contra la pobreza es necesaria y no se puede estacionar sino acelerar, los poderes económicos y políticos en demasiadas ocasiones tratan de distraernos con ésta, con el objetivo de que no percibamos que lo que realmente crece en los últimos años es la desigualdad y la concentración de la riqueza cada vez en menos manos y que son éstas las que generan situaciones de auténtica injusticia y pobreza en y hacia las personas y los pueblos. 

Y en base a la manipulación colectiva, por medio de la televisión, radio periódicos, publicidad nos manejan como corderos dándonos migajas para limpiar su imagen formando fundaciones solidarias en sus propias empresas que son el engaño no solidario, sino de quedarse con una serie de impuestos que el gobierno les descuenta para una solidaridad que para el hombre de calle que la necesita nunca llega y estas grandes fortunas siempre se incrementan y se incrementaron en los peores tiempos de la historia.

El solidario noble de conciencia; rico, de clase media o pobre nunca dice su nombre cuando aporta solidariamente los recursos que puede, ya que no tiene que limpiar una posible suciedad en sus quehaceres que manchan su reputación.
Por eso, en este texto se quiere conscientemente dar a la solidaridad el contenido más político posible a este concepto, tanto en su teoría como en su práctica. La idea de solidaridad a extenderse es aquella que afirma y reivindica su esencia como compromiso ético, humano y político, alejándose de sentimientos únicos de compasión y caridad. Afortunadamente y dados los tiempos recientes que nos tocan vivir en estas nuestras sociedades es este concepto el cada vez más extendido, arrinconando a otros más individualistas. Y eso se percibe cuando saltan alarmas sociales que requieren solidaridad.

Se ha dicho y argumentado en múltiples ocasiones pero, por su importancia, es necesario reiterar. Si partimos del derecho humano a una vida digna y entendemos la dignidad como una característica que define al ser humano, a hombres y mujeres, decimos que la solidaridad es el derecho y obligación a indignarse ante la injusticia a que se somete a las personas y pueblos, sea ésta del tipo que sea. Pero, en esa misma línea, también consideramos que para que la indignación sea consecuente (la solidaridad) no puede reducirse a un mero sentimiento, sino que debe ir más allá. Debe incluir el reconocimiento de esas situaciones y sus causas, y el compromiso activo ante las mismas, porque deben ser actuaciones dirigidas a eliminar esas causas profundas y estructurales que generan injusticias. Por eso es que se reivindica, desde el protagonismo de las sociedades civiles, el principio de solidaridad en la cooperación, pero también en la política, en la cultura, en los medios de comunicación, en la capacidad de situarse en el lugar del “otro/a” y desde ahí poder construir conocimientos y acciones que inciden en verdaderas y profundas transformaciones, desde abajo hacia arriba, del sistema dominante, pero lo fundamental es que se haga honestamente que es lo que en estos momentos falta.
Este es el reto que se está ganando, aunque pudiera parecer lo contrario. Un poco de perspectiva y mirada larga así nos lo demuestran. Afortunadamente y a pesar de estos tiempos de crisis que vivimos aquí y allá, en nuestros barrios y pueblos pero también en regiones y países lejanos, la solidaridad se extiende y se practica, el ser humano cuanto mas pobre es mas solidario con su prójimo. A diario actúan con este horizonte millones de mujeres y hombres, miles de organizaciones y movimientos sociales, todos ellos claves para no retroceder en los derechos conquistados y para ir abriendo nuevos espacios de libertad y fraternidad, de justicia social, nuevos paradigmas de emancipación y solidaridad. Lo triste que muchos son de dudosa autenticidad

Antonio Fernández González

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